vestidas de luz
se fueron de viaje
por sendero azul.
La A aprendió
a amar las auroras
y en las brisas del aire
jugó a la ronda.
La E retornó
trayendo esperanzas
estrellas y ensueños
para nuestras almas.
La I, delgadita,
no pudo ir muy lejos
y sobre bugambilias
proclamó su imperio.
La O rodando
al cielo llegó
y a la luna llena
a rodar le enseñó.
La U, con el viento,
remontó el azul
y como un fuerte trueno
retumbó: Kabum
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